Cyrasa. Seguridad y protección contra incendios

En España, más de 6 millones de hogares cuentan con una segunda residencia. Es decir, además de ser propietarios de su vivienda habitual, disponen de un segundo inmueble. De los más de 6 millones de hogares que constituyen la segunda residencia de los españoles, 3,6 millones se encuentran en la costa. Lo que se traduce en que alrededor del 65 % de las segundas viviendas en España están ubicadas en zonas de mar, entre las que destacan tres ciudades: Málaga, Alicante y Valencia.

Es durante los meses de verano cuando estas segundas residencias se llenan de huéspedes que las habitan prácticamente durante todo el día. Familiares y amigos son muchas veces invitados a disfrutar de unos días en la playa en apartamentos y viviendas que hacen las veces de segunda residencia.

Como viene siendo habitual en España, son muchos los que confían la seguridad de su segunda vivienda a un vecino o amigo que resida próximo a la ubicación de la misma. A menudo, si existe la suficiente confianza entre ambas partes, estos vecinos disponen de una copia de llaves del domicilio para poder acceder en caso de urgencia o necesidad, o simplemente para supervisar de vez en cuando que todo está en orden. Muchos de los propietarios viven en ciudades que se encuentran a cientos de kilómetros de su segunda vivienda.

Pero, ¿basta con confiar en un vecino y dejar las persianas subidas para garantizar la seguridad de las segundas residencias? Evidentemente no. La seguridad de las viviendas que se encuentran más tiempo deshabitadas que ocupadas es mucho más compleja de lo que nos imaginamos.

Los dos principales riesgos a los que se expone la segunda residencia son el robo y la ocupación. En los últimos años, la segunda ha llegado incluso a superar a la primera en cuanto a protagonismo informativo en medios de comunicación. La ocupación es un problema real y complejo que puede llevar meses de trámites y lucha con la justicia para recuperar una propiedad. En el caso de segundas residencias, existen diferencias en materia penal cuando nos enfrentamos a un caso de ocupación. La ocupación de una vivienda habitual puede ser calificada como delito de allanamiento de morada, mientras que en el caso de la ocupación de una segunda residencia hablaríamos de un delito de usurpación de bienes inmuebles (cuya pena es inferior).  

En España se registra un robo en una vivienda cada minuto y 19 segundos. El coste medio del daño causado es de 1494 euros. El seguro de hogar es una de las garantías de seguridad de las que disponen los propietarios a la hora de cubrir y reparar daños a posteriori. No obstante, en España existen más de 6 millones de viviendas (un 26 % del total) que no cuentan con seguro de hogar. Cuando hablamos de segundas viviendas, el dato es abrumador. El 82 % de las segundas residencias en España no están aseguradas. Esto hace que frente a cualquier ataque o imprevisto, sus propietarios estén solos e indefensos a la hora de solventarlo, especialmente cuando se trata de daños económicos.

Con la llegada del otoño, las segundas viviendas son deshabitadas. Llega la vuelta al cole, al trabajo, a la rutina, y con ella el fin de las vacaciones y la espera hasta el próximo año para volver a habitar la segunda residencia. Por ello, es durante los meses de otoño e invierno cuando más se debe reforzar la seguridad de las segundas residencias. Instalar una alarma reduce exponencialmente los riesgos de sufrir robos y daños en viviendas.

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